En el mundo de los negocios (sobre todo en el anglosajón), al referirse a un acuerdo que resulta increíblemente beneficioso para una de las partes, suelen compararlo con la compra de Manhattan a los indios. Por ejemplo:

¿Cuál es el origen de esa frase?

En 1626, Pierre Minuit (el señor de la imagen de al lado) era el director de la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales en la ciudad de Nueva Amsterdam, situada en lo que hoy es New York, Neeeew Yoooork.


Se cuenta que Minuit compró a los indios Lenapes (una tribu perteneciente a la Nación India Algonquina) la propiedad de Manhattan por 60 Florines. Puesto que los indios no aceptaban papel moneda, este valor se les entregó en forma de diversas baratijas, que al parecer les encantaban.


Haciendo las oportunas correcciones inflacionarias, 60 florines de entonces equivalen a 72 dólares de hoy. Así que los indios Lenapes obtuvieron a cambio de Manhattan collares y abalorios por valor de 72 dólares. ¿Fue o no fue una negociación desastrosa?


Pues no tanto como podría parecer. Resulta que la tribu Lenape no ocupaba ese territorio. Se trataba de una población nómada que en aquellos momentos estaba de caza en los alrededores del rio Hudson. Negociaron la venta de la Isla de las Colinas (traducción de la palabra Manhattan a la lengua de los algonquines) echándole una considerable dosis de cara dura, puesto que aquello no era suyo. Ni siquiera vivían allí.


Suponemos que la reunión entre Pierre Minuit y la delegación india debió ser algo digno de verse, con todas las partes tapándose la boca y tratando de contener la risa. Nos resulta fácil imaginar a los Lenapes, marchándose tan contentos con sus collares y diciéndose:

“A los próximos pardillos que nos encontremos, les “vendemos” los Grandes Lagos ¿vale? Ya veréis, nos vamos a hinchar a collares".

Aunque, como era de esperar, las cosas no siempre se arreglaron de este modo tan ingenuo. Diez años después de este episodio, los colonos blancos se vieron obligados a levantar un muro defensivo frente a ataques indios. Al abrigo de ese muro, fue creciendo una calle a la que, como no podía ser de otro modo, la llamaron “la Calle del Muro”. O sea, Wall Street. Y por allí la gente se sigue vendiendo entre sí cosas que no son suyas.

En todo caso, la compra de Manhattan no fue una negociación win-win, ni win-lose, ni win-nada. Básicamente, fue una reunión entre pillos que trataban de timarse mutuamente. Por ese motivo, ni Pierre Minuit ni los Indios Lenapes aparecen citados en nuestro libro GUÍA PARA NEGOCIAR CON ÁNIMO DE LUCRO (aunque sí que aparece cierta historia sobre la venta de la Torre Eiffel que recuerda en algo a esta). Por supuesto, las negociaciones de verdad pueden ser duras y manipulativas pero, desde luego, son otra cosa distinta.

En la próxima entrada de la serie NEGOCIACIONES DESASTROSAS (O, A LO MEJOR, NO TANTO), hablaremos de la compra de Alaska a Rusia por parte de los Estados Unidos. Ya os adelantamos que esa SÍ que fue una negociación de verdad. Y muy interesante, además.


Que sigáis bien.


ESC


This entry was posted on martes, abril 21, 2009 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.

1 comentarios:

    Anónimo dijo...

    Que interesante!! Conocía la historia y siempre había pensado, que pobrecitos los indios como les habían engañado, y mira tu por donde las cosas no son lo que parecen.

    Gracias por la "lección", realmente interesante.

  1. ... on 21 de abril de 2009, 8:26