El Libro de los Sucesos es una recopilación de más de 3000 sorprendentes datos de todo tipo, recopilados por nuestro reverenciado Isaac Asimov (y un numeroso equipo de ayudantes). El propio Asimov certifica la veracidad de toda la información contenida en esta colosal fuente de conocimiento bizarro. Pues bien, hemos leído en el Libro de los Sucesos algo que nos deja estupefactos. De piedra pómez nos hemos quedado.
Nos resulta muy, muy difícil encontrar un ejemplo de cinismo publicitario más espectacular que este. Pero, sin llegar a esas cotas de obscenidad, nos saltan a los ojos algunas joyas que no queremos dejar de comentar:
Ese es el nombre de la reciente campaña de comunicación de las estaciones de servicio BP. Según nos informan en la propia página Web de la empresa, se trata de comunicar que “las estaciones BP son diferentes”.
El anuncio, cuyos colores predominantes son el verde y el amarillo, está protagonizado por cuatro niños pequeños que viajan solitos en un coche de color lila. El spot acaba con el automóvil perdiéndose en el horizonte, flanqueado por unos aerogeneradores, el icono actual de la energía “limpia”.
O sea, que son diferentes. ¿Es qué, acaso, no expenden gasolina ni gasoil? No, no es eso. Sí que lo expenden, puesto que aparece un sonriente surtidor, que silba mientras cumple su tarea.
Creemos que se refiere a que las instalaciones sanitarias están limpias, a que los empleados se esfuerzan mucho y a que puedes comprar cosas en el supermercado que suelen tener incorporado.
Entonces ¿Por qué toda esa asociación gráfica y emocional con valores, digamos, ecologistas? Fácil: caso agudo de jeta publicitaria.
Casi todas las marcas de coches se han apuntado al concepto de “coche ecológico”, como denomina la propia industria del automóvil a aquellos coches cuyas emisiones estén por debajo del límite máximo que impone la normativa europea.
Conviene recordar un pequeño dato: TODOS los coches que existen en el mercado son contaminantes, al margen de que su grado de contaminación esté por encima o por debajo de dicho límite. O sea, los coches ecológicos, simplemente no existen. Por este motivo, en Noruega está prohibido que la publicidad de automóviles emplee expresiones como “limpio”, verde”, “ecológico” o (esta sí que es buena) “amigo del medio ambiente”.
¿Se trata de otro caso de jeta publicitaria? Pues sí.
Y puede llegar a tener auténticos toques surrealistas, como ocurre en este anuncio de Renault, con el coro cantando “todos, todos queremos tener un coche ecológico”, con la canción Maskau de Dschingis Khan:
Danone escogió a la popular Susana Griso como protagonista de su nueva campaña del yogur líquido Actimel, ese que si no te lo tomas te pones borroso. La campaña en cuestión es más bien un episodio de la batalla que se está librando contra las denominadas “marcas blancas”. Es una guerra dura, así que Danone ha sacado la artillería de grueso calibre.
Para empezar, la propia elección de Susana. ¿Por sus conocimientos en el campo de la nutrición? No. Por ser periodista y madre, como dice el subtítulo que la presenta. Suponemos que suponen que esto le confiere un alto grado de credibilidad. Por eso nos va a demostrar “científicamente” las bondades de Actimel.
El invierno y el estrés son muy malos para tu intestino, que se llena de agujeros por donde se cuelan una especie de bichos morados erizados de pinchos. Pero Actimel rellena esos agujeros. Que se jodan los bichos morados.
El propio anuncio advierte que se trata de una “imagen simplificada de la realidad”.
¡Y tan simplificada! Para empezar, el diagrama del sistema digestivo que muestran… no tiene estómago. Y eso que “no es magia, es ciencia”, como nos dice la periodista y madre.
Nos parece un caso manifiesto de jeta publicitaria. Y no a nosotros solos. El Pleno del Jurado de Autocontrol, organismo que regula la publicidad en España, considera que el anuncio vulnera la norma 2 del Código sobre productos con pretendida finalidad sanitaria.
Asimismo, la asociación alemana Foodwatch ha entregado a Actimel el premio a la mentira publicitaria más insolente. Foodwatch explica que Actimel “no protege frente a las enfermedades” y, si bien ayuda a las defensas, lo hace menos que un simple yogur tradicional, aunque el Actimel sea hasta cuatro veces más caro. Su conclusión es que la campaña saludable en torno a Actimel no es otra cosa que “puro cuento”.
Bueno, vamos a ir acabando, que esto está quedando largo. Nos dejamos otras muestras, como la campaña de BMW “la felicidad se mide en kilómetros” (se refiere, creemos, a un compromiso de recompra antes de 60 meses por parte de ciertos concesionarios de su red, siempre que el coche tenga menos de una determinada cantidad de kilómetros).
O Iberdrola. O Acciona. O Dove (esta es de traca, por maquiavélica). Otro día nos ponemos con ellas.
Que sigáis con el estómago dentro de vuestro sistema digestivo.
Resulta que el Juicio de Nuremberg, aquel proceso en que fueron juzgados y condenados los principales jerarcas nazis que se logró atrapar con vida, fue retransmitido a Estados Unidos por una red de televisión. La emisión de las sesiones estaba patrocinada por… la industria del gas. Para evitar desagradables asociaciones semánticas, la palabra “gas” fue cuidadosamente suprimida por los técnicos de TV cada vez que aparecía mencionada en el juicio (y apareció muchas veces, como sabéis).
Nos resulta muy, muy difícil encontrar un ejemplo de cinismo publicitario más espectacular que este. Pero, sin llegar a esas cotas de obscenidad, nos saltan a los ojos algunas joyas que no queremos dejar de comentar:
De otro color
Ese es el nombre de la reciente campaña de comunicación de las estaciones de servicio BP. Según nos informan en la propia página Web de la empresa, se trata de comunicar que “las estaciones BP son diferentes”.
El anuncio, cuyos colores predominantes son el verde y el amarillo, está protagonizado por cuatro niños pequeños que viajan solitos en un coche de color lila. El spot acaba con el automóvil perdiéndose en el horizonte, flanqueado por unos aerogeneradores, el icono actual de la energía “limpia”.
O sea, que son diferentes. ¿Es qué, acaso, no expenden gasolina ni gasoil? No, no es eso. Sí que lo expenden, puesto que aparece un sonriente surtidor, que silba mientras cumple su tarea.
Creemos que se refiere a que las instalaciones sanitarias están limpias, a que los empleados se esfuerzan mucho y a que puedes comprar cosas en el supermercado que suelen tener incorporado.
Entonces ¿Por qué toda esa asociación gráfica y emocional con valores, digamos, ecologistas? Fácil: caso agudo de jeta publicitaria.
Los coches ecológicos.
Casi todas las marcas de coches se han apuntado al concepto de “coche ecológico”, como denomina la propia industria del automóvil a aquellos coches cuyas emisiones estén por debajo del límite máximo que impone la normativa europea.
Conviene recordar un pequeño dato: TODOS los coches que existen en el mercado son contaminantes, al margen de que su grado de contaminación esté por encima o por debajo de dicho límite. O sea, los coches ecológicos, simplemente no existen. Por este motivo, en Noruega está prohibido que la publicidad de automóviles emplee expresiones como “limpio”, verde”, “ecológico” o (esta sí que es buena) “amigo del medio ambiente”.
¿Se trata de otro caso de jeta publicitaria? Pues sí.
Y puede llegar a tener auténticos toques surrealistas, como ocurre en este anuncio de Renault, con el coro cantando “todos, todos queremos tener un coche ecológico”, con la canción Maskau de Dschingis Khan:
Susana Griso, periodista y madre.
Danone escogió a la popular Susana Griso como protagonista de su nueva campaña del yogur líquido Actimel, ese que si no te lo tomas te pones borroso. La campaña en cuestión es más bien un episodio de la batalla que se está librando contra las denominadas “marcas blancas”. Es una guerra dura, así que Danone ha sacado la artillería de grueso calibre.
Para empezar, la propia elección de Susana. ¿Por sus conocimientos en el campo de la nutrición? No. Por ser periodista y madre, como dice el subtítulo que la presenta. Suponemos que suponen que esto le confiere un alto grado de credibilidad. Por eso nos va a demostrar “científicamente” las bondades de Actimel.
El invierno y el estrés son muy malos para tu intestino, que se llena de agujeros por donde se cuelan una especie de bichos morados erizados de pinchos. Pero Actimel rellena esos agujeros. Que se jodan los bichos morados.
El propio anuncio advierte que se trata de una “imagen simplificada de la realidad”.
¡Y tan simplificada! Para empezar, el diagrama del sistema digestivo que muestran… no tiene estómago. Y eso que “no es magia, es ciencia”, como nos dice la periodista y madre.
Nos parece un caso manifiesto de jeta publicitaria. Y no a nosotros solos. El Pleno del Jurado de Autocontrol, organismo que regula la publicidad en España, considera que el anuncio vulnera la norma 2 del Código sobre productos con pretendida finalidad sanitaria.
Asimismo, la asociación alemana Foodwatch ha entregado a Actimel el premio a la mentira publicitaria más insolente. Foodwatch explica que Actimel “no protege frente a las enfermedades” y, si bien ayuda a las defensas, lo hace menos que un simple yogur tradicional, aunque el Actimel sea hasta cuatro veces más caro. Su conclusión es que la campaña saludable en torno a Actimel no es otra cosa que “puro cuento”.
Bueno, vamos a ir acabando, que esto está quedando largo. Nos dejamos otras muestras, como la campaña de BMW “la felicidad se mide en kilómetros” (se refiere, creemos, a un compromiso de recompra antes de 60 meses por parte de ciertos concesionarios de su red, siempre que el coche tenga menos de una determinada cantidad de kilómetros).
O Iberdrola. O Acciona. O Dove (esta es de traca, por maquiavélica). Otro día nos ponemos con ellas.
Que sigáis con el estómago dentro de vuestro sistema digestivo.
ESC
1 comentarios:
Aspirante dijo...
Genial :D